La finca de la Moncloa, lugar elegido para el emplazamiento, se encontraba en la margen izquierda del Manzanares. Los terrenos, pertenecientes a la Corona,  habían pasado a ser cedidos al Estado. Su situación ofrecía, por un lado, las condiciones necesarias de contacto con la capital, al mismo tiempo que espacio suficiente para su desarrollo sumando un total de  320 hectáreas. El terreno accidentado y basculado en vaguada, exigió realizar trabajos preliminares de desmonte y aplanamiento, obras de fábrica, muros de contención y trazado de la red viaria.