Su uso cotidiano no ha pasado desapercibido para los artistas.
Muchos escritores han utilizado el término referido a personajes o situaciones oficinescas. Lo encontramos en páginas de Charles Dickens, de Arturo Barea o de Robert Musil, en este último caso teñido de amarillo y negro, los colores del Imperio Austrohúngaro.
También ha protagonizado obras pictóricas y alguna escultura.