Los años sesenta y setenta fueron años de crecimiento y cambios en la Universidad. Tanto el Archivo Histórico (ubicado en la calle San Bernardo) como el Administrativo (trasladado desde mediados de los 50 al pabellón de gobierno) sufrieron intentos de reorganización, que, sin embargo, no lograron la unificación de las competencias sobre el patrimonio documental, ni impidieron la recurrente salida de fondos al Archivo Histórico Nacional.